Las edades de Karl Lagerfeld: cómo pasó de niño soñador a káiser de la moda

El diseñador de Chanel cumple 85 años y más de medio siglo en la cima de la industria, un tiempo en el que nos ha mostrado muchas versiones de sí mismo (siempre geniales).

Hace ya años, su pitonisa de confianza le dijo: «Cuanto mayor seas, más éxito tendrás», y la frase se le quedó grabada a fuego. Karl Lagerfeld, el diseñador que ha mantenido Chanel en la primera fila de la moda durante más de tres décadas –mientras sus competidores viven en un juego de sillas constante–, roza los 85 años de edad (discutidos) sin que la palabra jubilación haya entrado en su vocabulario. Cada vez que vuelven los rumores sobre su marcha, el káiser regresa con un nuevo desfile espectacular. El último, en Chengdu, China, una repetición del show de la colección Crucero 2018 que presentó en París, revivido para atraer al poderoso consumidor asiático.

Esta semana ha firmado una caricatura de Harvey Weinstein (transformado en cerdo) para la revista Frankfurter Allgemeine Zeitung, tiene la vista puesta en la próxima colección de Chanel, y en la de Fendi, y en la de su propia marca. Entre medias fotografiará campañas de publicidad, editoriales de moda, y lanzará nuevos libros bajo su sello editorial.

¿Qué ha pasado para llegar hasta el diseñador de hoy que ha elevado la multitarea al cubo? Desde su triunfo en aquel concurso en París a mediados del siglo pasado, hemos conocido a distintos Karl Lagerfeld, cada uno único e inimitable. Repasar sus excéntricas manías (beber Coca Cola Zero, tener 22 asistentes) y genialidades (cada uno de sus show de los 90 es una obra de arte) requeriría un texto enciclopédico. Esta es la versión digerida de Karl Lagerfeld a lo largo de su historia.

1. EL NIÑO QUE SABÍA DEMASIADO

En 2013, durante un coloquio, la actriz Jessica Chastain le preguntó si de niño disfrutaba yendo a la escuela. «Nunca me interesó ir al colegio con esa panda de idiotas», contestó Lagerfeld. Dice que heredó la lengua viperina de su madre, quien le obligaba a dar respuestas inteligentes y mordaces, y si tardaba más de 10 minutos en replicar, recibía una bofetada. Sus años de infancia transcurrieron en el seno de una familia de clase media-alta. Su padre ganó una fortuna con la leche condensada, y su madre tocaba el violín. Él siempre ha dicho que nació en Hamburgo en 1938, a veces también en 1935, pero el certificado de nacimiento recuperado por una publicación alemana señala que la fecha real se remonta a 1933. Él lo niega.

Karl Lagerfeld y Cara Delevingne

Pasó su niñez lamentando no haber nacido antes para haber disfrutado de los primeros transatlánticos y el Expreso de Oriente. El frío Hamburgo de la posguerra no era el mejor escenario para recrear aquella época de esplendor, relataba en The New Yorker, así que, siendo adolescente, se fue a París en busca de un futuro a su altura. Su madre se despidió así: «Aquí no tienes nada que hacer. Alemania es un país muerto».

2. LA JOVEN PROMESA

Después de dos años en la capital francesa, Karl dio con la convocatoria de un prestigioso concurso de diseño y se presentó. El 14 de diciembre de 1954, Karl Lagerfeld, entonces con 21 años, posaba junto a quien se convertiría en su archienemigo, un joven diseñador de 18 años conocido como Yves Mathieu-Saint-Laurent recién llegado de Argelia. Juntos compartían podio del premio International Wool Secretariat, Yves como ganador del primer y tercer premio de la categoría de vestidos, y Karl en el primer puesto de la categoría de abrigos. Según relata la autora Alicia Drake en The Beautiful Fall, el libro que examinó la rivalidad entre ambos diseñadores, durante la entrega del galardón el creador alemán luchaba por controlar su timidez mientras hablaba francés a velocidades espídicas y cruzaba los brazos en el precho para protegerse.

Karl Lagerfeld Wool International

Gracias a su triunfo en el certamen, Karl entró como asistente junior en Pierre Balmain, que en aquel momento encabezaba una de las casas de alta costura más prestigiosas del país (y por lo tanto, del mundo). Yves lo hizo en Dior, y por ello, Karl le guardó ciertos celos. Pero su ascenso continuaba imparable. Después de seis meses lo nombraron aprendiz de Balmain, un puesto que asumió durante tres años hasta que se cansó y se fue. «No nací para ser asistente», dijo.

3. UN TREINTAÑERO HACIA LA FAMA

Tras dejar Balmain, Lagerfeld fue designado director creativo de House of Patou, donde concibió varias colecciones siguiendo el legado de Patou. Las primeras críticas fueron bastante demoledoras. Dimitió. Luego empezó a colaborar con la firma Tiziani y llegó a vestir a Elizabeth Taylor. En 1964 se unió al equipo de diseñadores de Chloé y poco a poco fue produciendo más prendas de sus colecciones, hasta diseñar un desfile entero. En 1967 entró en la casa italiana Fendi trabajando en el departamento de ropa, accesorios y complementos de piel, en un tándem que dura hasta hoy.

Karl Lagerfeld e Ira Von Furstenberg

A principios de los 70, señala Drake, los diseñadores dieron el paso para deshacerse de su papel como modistos de damas de la alta sociedad para convertirse en estrellas por derecho propio. El gran momento de Karl estaba por llegar.

4. CHANEL

Parece imposible, pero Karl Lagerfeld ya tenía 49 años cuando entró en Chanel. Para entonces, gracias a sus éxitos como pluriempleado, ya era uno de los diseñadores más respetados del panorama. En 1982, Alan Wertheimer, el presidente de la marca, le propuso asumir la dirección creativa de la firma. En ese momento la maison estaba de capa caída. Gabrielle había fallecido hacía 11 años y la empresa se mantenía a flote con las ventas de los perfumes y una discreta línea de ropa. Sus amigos le recomendaron que rechazara la oferta, le decían que la marca estaba muerta y que nadie podía salvarla. Karl, a quien nunca le han asustado los retos, aceptó.

Karl lagerfeld desfile Chanel 1984

En lugar de reproducir el archivo de la firma y reciclar los iconos sin revisarlos (garantía de caer en la irrelevancia), Karl se dedicó a transformar el legado de Chanel en prendas rompedoras. La chaqueta de tweed se convirtió en una microminifalda, los pantalones se llenaron de lentejuelas y los collares de perlas se renovaron en forma de cadenas estilo rapero. Lejos de provocar el estupor de la industria, se ganó su bendición.

Karl Lagerfeld y Carolina de Mónaco
5. LA DIETA MILAGRO

La imagen de Karl Lagerfeld en ese momento correspondía a la de un rellenito alemán que vestía de Yohji Yamamoto y sujetaba un abanico para refrescarse. Pero un día dijo ‘nunca más’ y en el año 2000 se puso a dieta. Hedi Slimane triunfaba en la pasarela con las siluetas finísimas y trajes verticales de Dior Homme, y Karl quería verse en ellos. En un año perdió 42 kilos. El proceso de su radical régimen lo relató en un best-seller titulado «The Karl Lagerfeld Diet», co-escrito junto a su médico Jean-Claude Houdret, también autor de «Dormir bien con homeopatía». Entre sus «sabios» consejos: comer menos y ayunar entre las 8 de la tarde y las 8 de la mañana.

Karl Lagerfeld
6. LA SUPERESTRELLA

Como diseñador de Chanel ya era una leyenda en el mundo de la moda (lo que no es poco), pero todavía le quedaba más. Gracias a su colaboración con H&M en 2004, publicitada con su silueta en marquesinas y gigantescos carteles en las principales ciudades del planeta (la colección se agotó en dos días), Karl Lagerfeld se convirtió en un icono global cuyo perfil se empezó a vender hasta en forma de llavero. Junto a él aparecieron estrellas satélite como Brad Koenig o la gata Choupette, y sus respuestas sin filtro no hicieron más que multiplicar el mito. «Ya no puedo salir a la calle», dijo.

Karl Lagerfeld
7. EL KARL LAGERFELD DE HOY

A diferencia de otros creadores como Yves Saint Laurent, el káiser nunca ha transmitido una imagen de artista sufridor o sometido a vaivenes sentimentales. Él, simplemente, trabaja. La vez que se le llenó el escritorio de bocetos, en lugar de ordenarlo, se compró cuatro escritorios adicionales. Cada vez duerme menos, porque le quita tiempo. «Hago mi trabajo igual que respiro. Así que si no puedo respirar, estoy en un problema», dijo en 2007 en una entrevista para el New Yorker. La soledad no le pesa, es más, a estas alturas, le parece un privilegio. Tras algunas polémicas (véase Adele), ha moderado su lengua ácida y en la era del diseñador influencer (con edad para ser sus nietos), Karl parece vivir la jubilación a su manera. Es decir, diseñando más de 15 colecciones al año. La pitonisa tenía razón.

Karl Lagerfeld y Kirsten Dunst
Fuente: Vanity Fair España
Fotos: Vanity Fair España/ © Gtresonline
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