Conferencia de Prensa: Cadena de Valor Textil – Indumentaria – Calzado

DECLARACIÓN DE LOS SECTORES VITALES

SOMOS UNA OPORTUNIDAD

La actualidad de la cadena de valor textil – indumentaria y de la cadena de valor del cuero-calzado y marroquinera es compleja y difícil. Esta situación, que se manifiesta en una prolongada crisis de nuestro nivel de actividad, se explica por la coexistencia de varios factores que resultaron ser una mezcla explosiva para la actividad industrial de nuestros entramados productivos. El principal de todos ellos es una profunda retracción de la demanda como producto del deterioro del poder adquisitivo de la población. En segundo lugar, una persistente presión de las importaciones que provoca una sensible pérdida de participación sobre el reducido mercado local.En tercer término, una fuga de consumidores hacia mercados externos como consecuencia de un persistente proceso de emisión de turismo de residentes. Este último fenómeno, puede concebirse como un proceso de exportación de consumo y, por su magnitud, se ha convertido en un verdadero flagelo erosionante del nivel de actividad sectorial.

El impacto de estas fuerzas se expresa en la disminución del nivel de actividad que ha provocado recortes en las horas trabajadas, suspensiones y despidos de puestos de trabajo hasta el cierre de líneas de producción y de fábricas.

Interpretamos que la continuidad de este escenario pone en riesgo a nuestros entramados industriales y con él a los más de 500 mil puestos de trabajo directos que nuestras cadenas emplean.

Sobre esta situación, en el día de ayer, el Ministerio de Producción de la Nación ha anunciado una serie de medidas y líneas de acción que van en el sentido correcto para revertir este proceso recesivo aunque la gravedad del diagnóstico requiere que este espíritu de trabajo conjunto permita de forma urgente y mancomunadamente concebir, diseñar e implementar un plan integral de desarrollo industrial de nuestras cadenas de valor.

Asimismo, entendemos que debemos realizar un diagnóstico correcto que aporte claridad por encima de la coyunturay ayude a tomar las decisiones apropiadas para revertir eldaño provocado y nos permita recuperar el sendero de crecimiento y de desarrollo sectorial.

Se nos acusa de no ser competitivos y esa afirmación es de una falsedad absoluta. Nuestras plantas industriales tienen niveles de eficiencia y productividad de clase mundial. Contamos con la mejor tecnología de producción, excelente nivel de recursos humanos y la completitud de eslabones en nuestras cadenas de valor desde los insumos básicos hasta el producto final.

Ahora bien, lo que producimos eficientemente en nuestras plantas soporta la carga de los factores que estructuran la no competitividad sistémica de la economía argentina, como son: fuerte presión tributaria; altas tasas de interés; servicios financieros raquíticos y caros; concentración de los canales de comercialización, renta inmobiliaria exacerbada; costos logísticos y de energía por encima de los de la región, etc.

Por ello, un diagnóstico correcto debe incluir la identificación de la falta de competitividad sistémica de la economía argentina, la cual debe ser resuelta por las políticas públicas. Los trabajadores y los industriales no somos los culpables de esta situación, somos los principales afectados. Pues debe quedar claroy explícitamente indicado que ni nuestros industriales ni nuestros trabajadores definen la asfixiante carga fiscal, ni las altísimas tasas de interés que son ya incompatibles con la lógica de la producción, como tampoco definen los desmesurados cuadros tarifarios que nos impactan por la doble vía del incremento de los costos de producción y por la erosión del ingreso disponible de nuestros trabajadores, afectando el nivel de demanda, entre tantos otros factores que se dirimen en el campo de las políticas públicas, todos ellos fundamentos que hacen quelo que eficientemente producimos al interior de nuestras plantas industriales llegue a precios no competitivos a nuestros consumidores.

Estamos de acuerdo con que Argentina necesita una economía integrada al mundo, y que este nos ofrece oportunidades si lo manejamos inteligentemente, pero para que esta inserción resulte virtuosa, los industriales nacionales y sus trabajadores deben competir en igualdad de condiciones.

En estasituación, Argentina corre el riesgo de la primarización y una parte importante del mundo nos quiera como simples proveedores de materias primas. Nuestro objetivo, dicho en forma clara y directa, es agregar valor para no tener que importarlo pues las divisas que se ahorran valen lo mismo que las obtenidas por la exportación o que las que provienen del endeudamiento externo.

Si queremos una industria competitiva, es imprescindible que el Estado también lo sea. Se debe encarar rápidamente la solución a los diversos problemas de aptitud que nuestro país arrastra desde hace años en su economía, ese es un camino obligado para lograr la competitividad del sistema económico nacional.En la medida que vayamos resolviendo este desafío, Argentina podrá iniciar un proceso gradual de competencia externa sin poner en riesgo su entramado productivo, ni el empleo de sus trabajadores.Mientras no alcancemos estas metas, no habrá productividad posible, por más organización y tecnología de última generación que se posea que, produciendo en nuestro país, pueda compensar los sobrecostos de la economía argentina.

En este aspecto, la política comercial cumple un rol central y debe estar orientada a una correcta administración del comercio basada en la aplicación de todos los instrumentos que se despliegan bajo las disposiciones de la Organización Mundial del Comercio y que habilitan a la implementación herramientas arancelarias y de normas técnicas, no solo orientadas a facilitar las importaciones sino replicando de manera exitosa a como éstas se utilizan de manera intensiva en las economías más desarrolladas del mundo.

Es por eso que, para recorrer este período de transición, la cadena de valor necesita desplegar una agenda de competitividad que ambicione el desarrollo industrial del sector en todo su potencial. Al tiempo de fortalecer su inserción internacional y que incentive y facilite la actividad de articulación entre los distintos eslabones de nuestras cadenas de valor.

Con ese objetivo, los sectores del trabajo y de la producción nacional que integran esta declaración, solicitamos una inmediata convocatoria de las mesas sectoriales que funcionan en el ámbito del Ministerio de Producción de la Nación que habiliten la implementación urgente de un plan de estabilización del nivel de actividad de nuestros  entramados productivos que, al tiempo, nos permita preservar los puestos de trabajo y cuyos lineamientos se anexan a la presente y que permitirán, al menos en parte, reparar el daño provocado por un entorno macroeconómico que ha venido erosionando a la actividad manufacturera nacional.

Esta agenda propositiva de trabajo cumple con las aspiraciones y genera la sinergia de la unidad de las cámaras empresariales y de las asociaciones gremiales que integran la cadena de valor. De esta manera, las entidades que integramos esta declaración expresamos de manera manifiesta el acuerdo sobre la actual agenda de propuestas de políticas públicas orientadas al fortalecimiento de nuestro sector que debe ocupar un rol central en la agenda del desarrollo nacional.

En este sentido, dada la difícil situación por la que atraviesan los eslabones de nuestro entramado productivo, apelamos a los esfuerzos del gobierno nacional para que se proceda a la rápida implementación de las medidas referenciadas en el anexo a la presente declaración.

Con la implementación del paquete de medidas que se proponen, en los próximos 10 años, tenemos todo el potencial para fijarnos como objetivo duplicar el nivel de actividad industrial alcanzado en el año 2015,  replicar un comportamiento inversor como ya hicimos en los últimos años-que supere los U$S5.000 millones en bienes de capital e infraestructura productiva-, alcanzar el millón de empleos sectoriales y superar la barrera de los 2.000 millones de dólares en exportación de valor agregado sectorial al final de la década.

Por muchos años, en la arena pública se nos identificado como sectores sensibles, sin embargo, nosotros nos consideramos sectores productivos vitales para el desarrollo económico y social de nuestro país.

Nos consideramos vitales para el desarrollo industrial.

Nos consideramos vitales para la generación de empleo industrial de calidad.

Nos consideramos vitales para irradiar la cultura del trabajo.

Nos consideramos vitales para el desarrollo regional

Nos consideramos vitales para dinamizar a nuestro mercado interno.

Nos consideramos vitales para insertar valor agregado nacional al comercio global.

Nos consideramos vitales para combatir los dos grandes flagelos que afectan a nuestra estructura social y económica como son la pobreza y la desocupación.

En efecto, tenemos por delante el desafío de reducir la pobreza y la desocupación, que es una deuda moral de todos hacia el pueblo argentino.

Estamos convencidos que la generación de trabajo industrial es la mejor herramienta para cumplir con este objetivo y afirmamos que nuestras cadenas de valor poseen características distintivas e irremplazables que resultan estratégicas para combatir estos flagelos.

Es nuestra obligación como sociedad generar las condiciones apropiadas e incorporar la totalidad de nuestro pueblo a la fuerza laboral, que redundará en un mercado de consumo más equitativo, vigoroso y de mayores oportunidades para todos los argentinos.

 

 

 

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